martes, 12 de febrero de 2008

... y matarme contigo si te mueres

Y morirme contigo, si te matas. Y matarme contigo, si te mueres. Y sentir ese dolor de corazón, dolor en el alma, dolor en la vida ante la mera sospecha de que pueda faltar el motor que ahora te mueve.
Un nudo en el cuello, lágrimas intrusas que vienen sin ser llamadas, temblor en los miembros, miedo en lo más profundo de las entrañas.
Porque el amor cuando no muere, mata. Porque amores que matan, nunca mueren.

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