miércoles, 25 de junio de 2014

Buscando piso. El embaucador


Una vez has superado a todos los timadores, debes aprender a sortear a los embaucadores. Son los que te dicen que el piso es "relindo" porque tiene unas baldosas de colores en el baño, pero obvian que la mampara está tan llena de moho que, para sacarlo de ahí, debes plantear una demanda de desahucio contra el Sr. Moho. Le tratamos de señor porque es el único que ha aguantado meses en el piso.

El embaucador tiene varias facetas según el punto en el que te encuentres. Antes de ver el piso te dice, por teléfono y sin haberte visto la cara, que tiene un piso ideal para lo que estás buscando. "Yo te veo viviendo allí" me dijo un embaucador la semana pasada, cuando lo máximo que habíamos compartido era una conversación telefónica de un minuto.

En la puerta del edificio, existen dos posibilidades. Que el edificio sea decente, en cuyo caso te hace ver esta circunstancia, "el edificio es muy bonito. Lo acaban de pintar, como ves, porque el vecindario es muy tranquilo. Ya verás". Ese "ya verás" es para que seas tú la que te visualices viviendo allí, e imaginando una tranquila tarde de domingo, sin niños gritando, sin golpes del vecino de al lado, y le des un valor añadido al piso que verás. Si, por el contrario, la fachada se cae a cachos "la comunidad ya ha decidido pintar la fachada. Que está bien, eh, sólo le falta pintura. Pero ya está aprobado, y lo paga la propiedad". Sólo faltaría!

De camino hasta el piso (ya sea en ascensor o por escalera) un buen embaucador intenta que le expliques algo personal. Que eres estudiante, o a qué te dedicas, si vas a vivir solo, etc. sólo para poder alabar alguna de las características del barrio o de la finca. "Uy, pues por aquí hay mucha vida de barrio" o "este es un barrio muy tranquilo", o un "en el edificio hay otro vecino que también es arquitecto" supongo que para que no pienses que tú tienes mucho/poco caché para vivir en ese edificio.

Dentro del piso la verborrea de un buen embaucador se multiplica por mil. No te deja ver los defectos, porque ante cualquier pequeño detalle que te haga dudar, él te explica lo cómodo que es tal cual está. Desde un "es que ahora las familias son pequeñas, ya no se necesitan mesas grandes. En el ikea venden unas, que sí que te caben, y que son ideales" hasta el "bueno, los pies de la cama llegarían hasta la pared. Pero en realidad es más cómodo porque de la otra manera, tendrías que ponerla de tal modo que..." Sí, ya, pero que el ancho de la habitación es el mismo que el largo de una cama, de tal modo que para pasar de un lado al otro, debes hacerlo por encima de ésta.

Si una cocina es moderna, generalmente está "para estrenar", y un baño antiguo es "vintage, que ahora se lleva mucho". Las baldosas aquellas setenteras de color verde, o amarillo, "le dan un toque de personalidad" y el falso techo que da sensación de agobio "va muy bien para almacenar cosas dentro".

La verdad es que los embaucadores son la mayoría, y cuando alguna vez me he encontrado con comerciales demasiado sinceros, me ha dado la impresión de que no querían enseñar el piso. Al interesarme por un piso y pedirle al comercial que concretáramos una cita para verlo, me dijo "¿estás segura? piensa que las fotos engañan, eh. No tiene tanta luz como parece". Este debería aprender de un embaucador profesional, porque así, no vendería ni caramelos en la puerta de un colegio.