martes, 27 de enero de 2009

Cualquier tiempo pasado fue mejor

Que nadie me pregunte cómo me he metido en semejante lío, pero primero fue una persona, luego otra, luego otra, y así media clase de octavo de EGB es amiga mía del feisbuc.
Cuando es alguien que recuerdas con cariño, pues hasta te hace gracia, y le preguntas qué tal le va la vida, y "a ver si hacemos una cena" y esas cosas que se dicen.
Cuando es alguien a quien recuerdas más bien con un poco de resquemor, pues le aceptas, y ya está, ni te dignas a escribir en su muro. Y si por casualidad esa persona te escribe a ti, muy amablemente contestas, pero lo de la cena lo evitas, como si con la otra persona realmente pensaras ir a cenar!!!
El problema viene cuando alguien a quien no conoces de nada quiere ser tu amigo, y tú primero piensas que se ha equivocado, pero teneis tres amigos en común, que causalidad, todos del colegio. Finalmente le confiesas que no le recuerdas para nada, y te suelta "sí, ¿no te acuerdas que una vez me clavaste un lápiz en la cara?" y entonces tú piensas "ah, este es aquel cabrón que me rompió una página del libro de mates. Rajarle la cara con el lápiz era lo mínimo que podía hacer para damnificar el daño que me causó". Así que, cuando caes, le aceptas como amigo, para damnificar el daño que le causaste.
Pues en una de estas el otro día me puse a chafardear fotos de gente que conocí más de 20 años atrás, y descubrí que uno tiene un arsenal de armas en su casa, y en lugar de guardarlo en secreto, publica las fotos en la red social.
Mi miedo

jueves, 22 de enero de 2009

Víctimas y verdugos

La gente tiene la piel muy fina, y si son negros, o moros, o chinos, o pakis, o .... siempre tienen la opción de acusarte de racista.
El otro día vino una persona y me planteó su problema. Y la cuestión es que su problema venía de ella misma, era una broncas, y no me interesaba nada tenerla como clienta, porque ya se la veía cizañera.
Cuando le dije que sería mejor que busque a otro profesional, se levantó ofendida de la silla gritándome que eso lo hacía porque ella es negra. Yo estaba a 39 de fiebre, y currando, así que, con la mano en el mentón (para que no se me cayera la cabeza) le dije: "yo le digo la verdad, no me pagan por mentirle a nadie, quizás lo que usted quiera es que le diga lo que quiere oír, y no voy a hacer eso".
No me molesté en decirle que no es porque fuera negra, sino porque era una mal educada y una broncas. No me hice la ofendida porque me llamara racista en la cara, y se quedara tan ancha. Pero yo pregunto:

- ¿tengo que permitir que una señora que no me conoce de nada me insulte de esa manera?
- ¿tengo que ser más considerada con ella que con cualquier otra persona?¿eso no sería un modo de diferenciar por razas?
- ¿de verdad esta gente que te acusa de racista cuando haces algo que no les favorece, se lo creen? ¿o sólo lo dicen por joder?


PD. Suerte que esto sólo lo leerá gente que me conoce, porque puede parecer un poco xenófobo lo que he escrito, pero vosotros ya sabeis a lo que me refiero!

jueves, 15 de enero de 2009

Vicios ocultos

Cuando era una niña existían los paquetes de donetes de tres unidades. Y los donetes blancos, aquellos que llevaban una capa de azúcar en polvo por encima. Pero esas cosas ya no existen.
Así que un día, salgo de casa a las siete de la tarde a la presentación de la película de un amigo, y por el camino descubro una pulsación en mi interior. No es hambre. No es gula. Es, sencillamente, unas ganas tremendas de comerme un donete. El primer pensamiento es "me voy a comprar un paquete" pero enseguida reflexiono, porque yo sólo quiero uno, o como mucho dos donetes, porque me apetecen de verdad. Pero el paquete es de seis, y si me lo compro, me los comeré todos, y yo sólo quiero uno o dos, y entonces me acuerdo de aquellos paquetes de tres, que ya han desaparecido de las estanterías de nuestros supermercados.
Finalmente caigo en la tentación. Entro en el paki más cercano. Busco en las estanterías. Allí están. Tiro del paquete de donetes y empiezan a salir poco a poco, siguen saliendo, siguen saliendo y finalmente el paquete se acaba, pero ¿qué es esto?. Pues es que ahora tampoco existen los paquetes de seis, el paquete ha pasado a ser de siete, y encima te regalan dos más. Total: nueve donetes, cuando yo sólo quería dos.
Salgo del paki guardando el paquete en el bolso, porque así la gente que me cruce por la calle no me mirará como si fuera una gorda gula con caprichos de niña.
Esta vez han ganado ellos, pero un día descubriré cómo comprarte un paquete entero, y comerte sólo una parte!

jueves, 8 de enero de 2009

Los del cole

Hace unos días recuperé a una amiga del cole. A una amiga que en mitad de los años de instituto dejé de ver, no por que pasara nada, sino porque la vida te aleja y acerca a las personas.
Encontrarla a ella me ha llevado a ver que, lógicamente, en facebook está la mayoría de mis compañeros de clase de aquellos tiempos.
De vez en cuando busco a ver si está aquella chica que no me caía muy bien, pero que seguro que con los años se habrá vuelto normal; aquel chico que se llamaba Óscar, pero a ver quien es el guapo que se acuerda de su apellido; aquella chica gorda que.. ups está si que está, joder, y menudo cambio.
Si facebook se me queda corto, pues busco en google, o en cualquier buscador, en cualquier parte para saber qué fue de aquella gente con la que compartí la infancia. Google me llevó a descubrir que una de mis mejores amigas ahora es actiz porno.

Todo esto me lleva a diversas conclusiones:
1. Nunca me sentí integrada en aquella clase
2. Creo que le caía a todo el mundo mal, por eso mi infancia en el cole fue un poco traumática
3. Ese sentimiento de falta de acogida sigue en la actualidad, ya que no me atrevo a invitar a nadie a ser mi amigo.
4. Con los años aprendí que lo que piensan los demás de mi, no es tan importante como lo que yo pienso de mi misma.