viernes, 8 de abril de 2011

Cultura

La cultura que recibimos en la infancia, determinará no sólo nuestros conocimientos, sino también nuestras preferencias culturales de futuro.

Una nació en una familia de barrio. Cuando miro hacia atrás, analizo determinados comportamientos y reviso acontecimientos familiares, deduzco que mis padres eran unos canis/cholos. En mis viajes familiares, se escuchaba en el cassette del coche cosas como Camarón, Manzanita, Los Chichos, Los Chunguitos, Triana, etc.

Durante años, sólo tuvimos un disco en el equipo de música de casa (Ketama y Mano Negra). Todos los días, a la hora de preparar la comida, me sentaba en la mesa del comedor y, mientras pelaba patatas, veía- junto al resto de la familia- el Karaoke de Tele5.

Ahora, a pesar de que escucho preferiblemente folk catalán, rock español, cantautores, jazz americano de los años 50, chanson française, flamenco y un poco de alguna cosa más, en los momentos en que mi mente se siente libre, vuelve el pasado.

Me explico: cuando realizo movimientos cotidianos como fregar los platos, conducir, cocinar, etc. tengo que poner muy poquita atención a los movimientos de mi cuerpo, que se mueve de una manera prácticamente autónoma. Pues bien, en esos momentos me descubro cantando La Zarzamora, o Maria de la O, o "porque tú te ves bonita, tú te pones orgullosa" o cualquier otra canción de las que entraron en mi cabeza antes de los quince años.

Hace ya unos días que ronda la idea de ir a un Karaoke, y cada vez que me imagino a mí misma encima del escenario cantando "ne me quitte pas" me dan ganas de llorar. En cambio, si me imagino cantando "La española cuando besa", estoy deseando el momento en que entremos por la puerta del karaoke.

Lo dicho, el pasado condiciona mis intereses culturales-karaokeros del futuro.