miércoles, 29 de enero de 2014

El drama del que no tiene

Se acerca San Valentín y en muchos comercios saben que es un día que lleva al consumo. Personalmente no disfruto recibiendo un regalo en un día como este, y tampoco regalando, así que conmigo no hacen negocio.
A pesar de ello, hace ya varios días, no puedo evitar fijarme en los anuncios y recordar a una amiga que, todos los años, está soltera en San Valentín. Hace años, cuando la casualidad hacía que tuviera un noviete por Enero, siempre me decía "a ver si este año me dura hasta San Valentín" pero nada. Siempre acababa antes. Menudo drama!

El mismo drama que nos enseña el telediario cada año con la gente que no tiene familia con la que celebrar la Navidad. Supongo que todos ellos piensan que los que tienen pareja o los que tienen familia pasan San Valentín o Navidad disfrutando de una manera muy bonita. Como en una película de esas en que la familia se reúne alrededor de la mesa, sonríen, se hacen bromas, la abuela mira a los nietos, los nietos sonríen a la abuela... O en el caso de San Valentín, nos imaginamos que es un día en que las parejas salen, van a cenar juntas, al teatro, luego tienen una buena dosis de sexo suave, que acaba con una sonrisa mutua delatando el más grande de los amores.

Pues sólo quiero deciros que no. Que hay personas que tienen familia y preferirían celebrar la Navidad solos, con su perrito, tranquilos en su casa y viendo la tele. Y que las parejas celebran San Valentín porque es una excusa para salir a cenar y hacerse regalos, pero los mejores polvos no se echan en días señalados. Que el mercado está ahí para que deseemos lo que no tenemos. Ya sea una pareja (lo que implica amor y sexo), o estar "libres" (así se denomina a los solteros, para hacernos deseable esa opción).

Así que, amigos solteros, que muera San Valentín y a disfrutar del 14 de Febrero como si tuviésemos pareja pero deseáramos no tenerla!


miércoles, 22 de enero de 2014

La ciudad fotocopia

¿Por qué una ciudad nos gusta más que otra? En general, existen lugares de peregrinación turísticos en todas las ciudades del mundo. Uno no puede ir a París y no acercarse a la Torre Eiffel, no puede ir a Londres y no ver el Big Ben, no puede ir a Pisa y no volver con una fotografía en la que, usando la perspectiva, parezca que está sujetando la torre.

Pero, a parte de estos lugares de peregrinación, unas ciudades nos gustan más que otras. En general es por el ambiente que se vive, por la gente, por el comercio, etc. Por ello me preocupa la homogeneización que se está llevando a cabo en los últimos años, de tal modo que ya no son sólo las tiendas de ropa las que abren sucursales por todo el mundo y convierten los ejes comerciales de cada ciudad en fotocopias de la ciudad de al lado, sino que se está extendiendo a las tiendas de comida y los bares.

España está a la cabeza de Europa en número de bares por habitante, siendo que en Julio de 2013 había 279.243 bares abiertos. Eso forma parte de la fisonomía de una ciudad y te descubre costumbres que desconocías. Por ejemplo, te sorprendes al descubrir que en los bares de Córdoba te ponen tomate rallado en una azucarera, para que puedas untárselo al pan. O al descubrir que en la mayoría de bares de Madrid, te ponen una tapa con la consumición.

Sin embargo, en los últimos años se está extendiendo el sistema de franquicias de locales que funcionan en una ciudad, y se exportan al resto. El ejemplo más claro es el de una conocida cadena de cafeterías estadounidense, que me recuerda un capítulo de los Simpson en que todos los locales que cerraban, al minuto se habían convertido en una sucursal de esta cafetería. Pero también hay sucursales de bares de montaditos, de bares en los que te ofrecen cinco cervezas en un cubo por un precio muy bajo, de hamburgueserías y pizzerías multinacionales, y un largo etcétera.

¿Es eso malo? Pues, a mi modo de ver, sí. Ya sé que si no quieres, no tienes que entrar, pero ¿es esa la ciudad que queremos? ¿Una copia de la ciudad de al lado?. Comercios que habían durado décadas han tenido que cerrar en los últimos años, en parte por la crisis, y en parte porque están en lugares privilegiados donde cualquier cadena está dispuesta a pagar diez veces más de alquiler. El último cierre que fue noticia, el de una juguetería que llevaba abierta 170 años, se debe a la especulación del alquiler. Hasta el momento pagaban menos de mil euros de alquiler y la propiedad lo subió a 10.000. ¿Qué pequeño negocio puede competir con eso?

Como consumidores deberíamos tener un consumo responsable y comprar en tiendas de barrio, pero reconozco que es desesperanzador, porque creemos que una sola persona no puede hacer nada. "Si va todo el mundo", te dirán.

Aún así, yo prefiero ir a un bar con encanto que al local de una cadena. ¿Y tú?

miércoles, 15 de enero de 2014

Vestirse por los pies

Da igual de lo que hablemos, lo importante son los vestidos y sus diseñadores. ¿De qué sirven las pasarelas, si nadie les presta la menor atención, a no ser que estés metido en el mundillo de la moda?.

En cambio, si quieres triunfar como diseñador, sólo tienes que hacer una cosa. Conseguir que una celebrity vista uno de tus diseños en alguna entrega de premios.

Ayer, después de ver en un sinfín de medios cómo iba vestida Jennifer Lawrence y de saber lo mucho que se la criticó en twitter, pensé que estaría bien conocer los ganadores de los globos de oro. Así que, sin demasiada imaginación puse "globos de oro 2014" en google, esperando que la primera entrada fuera la lista de ganadores. En realidad fue la cuarta, porque las tres primeras entradas eran artículos sobre "las mejores vestidas", "las peores vestidas" y algo relativo a los mejores momentos de la gala.

Y para globo dorado, el del Balón de Oro que da igual quién lo ganara. Especialmente en Barcelona, el tema del ganador no es importante. Lo importante es el traje de Messi, y de qué diseñador iban vestidas las mujeres de los futbolistas. Al menos en los Globos de Oro, la mayoría de las criticadas y alabadas son las protagonistas (actrices, en su mayoría), pero aquí no. Aquí lo que valoramos es cómo va la "acompañante". Es decir, una persona sin ningún interés periodístico.

Y lo que dicen los medios, lo decimos todos. De tal modo que estás tomando el café en el trabajo y alguien te suelta un "¿viste qué guapa Pilar Rubio? con la barriguita..." y tú agradeces que los medios te metan esas cosas con calzador, porque así puedes contestar sin parecer una absoluta asocial.

Qué ¿intrigados por saber cómo irán Michelle Jenner o Maribel Verdú a los Goya?. Yo también. No vivo!


martes, 7 de enero de 2014

El libro rojo

Nunca he dedicado mucho tiempo a leer poesía, pero siempre he tenido con ella una relación un tanto especial. En mi casa, de niña, no había biblia, así que los únicos libros que se abrían de manera habitual para su consulta y estudio, eran la enciclopedia y un libro titulado "las mil mejores poesías".

Es un libro de tapa dura y roja. Tiene el lomo pintado en rojo. Es pequeño pero grueso. Todo esto es de lo más normal, pero lo que hacía especial este libro es que mi madre y yo lo leíamos a ratos sueltos y marcábamos, cada una, una poesía que nos gustaba. Si se mira de perfil, se pueden ver decenas de páginas marcadas, cada una con una poesía que a alguna de las dos nos tocó el corazón cuando las leímos por primera vez.

Ese libro me descubrió a Santa Teresa de Jesús, y me aprendí una de sus poesías. Esto me sirvió tanto para ganarme un aguinaldo en Navidad, como- años después- para recitarla en la radio del instituto. Esas poesías, las que aprendes de pequeño por puro placer, no se olvidan. En la escuela me obligaron a aprenderme muchas, y a recitarlas en clase, de estas no recuerdo ni una sola. Las que aprendí sólo por el placer de saberlas, de leerlas con la entonación adecuada, de descubrir en cada uno de los versos algo nuevo en cada lectura, son las que permanecen en mi memoria.

En la última visita a casa de mi padre, le pedí poder llevarme el libro rojo. Aún hoy disfruto abriéndolo al azar, y leyendo la poesía que tenga a bien mostrarme ese día.

viernes, 3 de enero de 2014

Independencia de pensamiento

No me considero una gran pensadora, ni alguien con grandes conocimientos en absolutamente nada, ni especialmente crítica, ni muy preparada. Soy alguien normal. Del montón. Pues como todos, no??

Pero me sorprende -a veces- la falta de crítica de mis congéneres, y eso te lleva a pensar que eres más listo que nadie porque tú lo ves clarísimo y los demás son...son...seamos sinceros, piensas que son tontos!

Y esto es lo que pasa con el tema de la consulta. Los nacionalistas españoles ven muy claro que los independentistas son tontos. En primer lugar, porque España no les va a permitir la escisión, y porque si se lo permitiera, Cataluña acabaría siendo un país casi casi del tercer mundo. No tendría dinero, ni estaría en Europa, ni en el euro, ni en el Mediterráneo, ni en el mundo, al fin y al cabo.

Los independentistas creen que los catalanes que no quieren la independencia son tontos. Evidentemente, cuando te dicen "desde Madrid nos roban y tú les defiendes" debes pensar tú también que eres un poco tonto, para qué nos vamos a engañar.

Los anti- independencia que viven en Cataluña (ya sean catalanes o no), piensan que los nacionalistas españoles son tontos, porque se mofan de Cataluña y los catalanes en los medios de comunicación, en sus discursos políticos, en las barras de los bares, y al final pasa lo que pasa, que los catalanes se han enfadado. Normal. Pero los que pertenecen a este grupo también piensan que los independentistas son tontos, porque condenarán a Cataluña al ostracismo más cruel.

Y yo, sinceramente, pienso que somos todos muy tontos. Porque como decía Johann Kaspar Lavater, "si quieres ser sabio, aprende a interrogar razonablemente, a escuchar con atención, a responder serenamente y a callar cuando no tengas nada que decir" y en este asunto, ninguna de las partes pregunta razonablemente, no se escuchan entre ellos, la serenidad no es la base de sus respuestas y, sobre todo, nadie está callado.