martes, 29 de abril de 2008

mmmhhhh, qué hambre!!!


Ayer miraba el Intermedio, cuando el presentador inició una serie de críticas en clave de humor respecto del problema del hambre en el mundo.


Estuve pensando un rato y llegué a una triste conclusión: no soy capaz de asimilarlo.


Vivo en un mundo donde a los niños se les tiene que obligar a comer, no mueren de hambre. Un mundo en el que los supermercados están abastecidos de productos de primera, segunda, tercera necesidad, no hay carencia de alimentos. Es un mundo donde los pobres pueden ir a un asistente social para que les den tikets de comedor y comer cada día, nadie se mata por una barra de pan del estado.


El mundo es muy pequeño, y Somalia está aquí al lado, pero a la vez está tan lejos, que no puedo alcanzar a comprender la importancia de la situación. Mejor dicho, comprendo la importancia de la situación pero me es muy difícil asimilar lo que quier decir la palabra HAMBRE.


Vivo de espaldas a ello, supongo que para ser un poco feliz y no sentirme una absoluta mierda en mitad de un mundo de locos, en que los gobiernos dan ayudas a los bancos porque, pobrecitos, están inmersos en una crisis financiera, pero no ayudan al vecino de al lado que no tiene para comer decentemente. Sí, ya sé que Sarkozy ha aumentado el dinero destinado a detener el hambre en el mundo, pero ese dinero no servirá de mucho si seguimos con el nivel de consumo actual.


En fin, querría arreglar el mundo, pero soy sólo un charlatán que en cuanto apague mi ordenador, subiré a mi moto (que Dios me libre de que los combustibles se extingan) e iré a mi casita a maldecir a todos los santos por tener que decidir "qué narices hago yo para cenar". Esto mío sí que es un problema. Se llama estupidez supina, señores.

martes, 22 de abril de 2008

Sant Jordi

Parece ser que Jorge de Capadocia vivió en el siglo III. Era un cristiano romano que pertenecía al ejercito. Cuando sus superiores mandaron matar a los cristianos, él manifestó su ideología y lo decapitaron el día 23 de Abril de 303.
En el siglo IX nace la historia del dragón, que es tradicional en muchos paises del mundo (incluso en Japón) y claro, todos la toman como propia.
Actualmente, en la Península Ibérica se celebra el día de Sant Jordi en Catalunya (especialmente en Montblanc y Sant Climent de Sescebes) en la Comunidad Valenciana, donde hacen la tradicional fiesta de los moros y cristianos. También se celebra en Santurdejo (La Rioja) y en Cáceres, donde queman un dragón la víspera de San Jorge.
Y claro, una que es egocentrista, ahora se entera que no todo gira alrededor de las paradas de libros de Las Ramblas, sino que Sant Jordi va más allás de Catalunya, además de haberse declarado el día 23 de Abril el día internacional del libro por la UNESCO.

jueves, 17 de abril de 2008

Contraseña

Cuando era adolescente leí un libro llamado "huye, Jane, huye" que empezaba con Jane cubierta de sangre y desorientada. Tiene amnesia y durante el libro va recordando qué la llevó a esta situación tan violenta.
Una es rarita y lo ha sido siempre, así que, desde entonces y hasta no hace mucho, en cada fotografía que revelaba escribía detrás el nombre de todas las personas que aparecían, la fecha y el lugar, por si algún día tenía amnesia.
Jamás se me ocurrió apuntar las contraseñas en una libreta, y con los años se van acumulando. En principio hacía que todas coincidieran, el PIN del móvil con el número secreto de la tarjeta. Cuando inicié mi vida cibernética con hotmail, la contraseña debía tener más de cuatro cifras. En alguna ocasión me he apuntado a un portal de estos en que se supone que te dan dinero, con contraseñas de cuatro cifras mínimo, pero que no son tan importantes como para poner la de la tarjeta de crédito.
Creo que actualmente tengo una contraseña diferente para cada cosa: tarjeta propia, tarjeta de la casa, acceso a La Caixa por internet, PIN del móbil, acceso a blogger, acceso a hotmail, acceso a facebook, acceso al foro de japonés, acceso al mail de Isaac, código de la alarma del trabajo, acceso al FTP de japonés, código de cliente de La Central (cedido), código de cliente de la empresa de mensajería, código de cliente de Video Instant (cedido), código de acceso al ordenador central del trabajo... Donde pone "cedido" es porque el código es de una amiga, pero lo uso en su nombre y representación ;-)
Creo que estos son todos, pero llega un momento en que cuando tengo que introducir el código para acceder a algún sitio, se me queda una cara de gilipollas... que pá qué. Por cuestiones de seguridad ningún código coincide con mi fecha de nacimiento o número de DNI, pero claro, siempre tengo que recordar primero la lógica que seguí para poner la contraseña inicialmente y así recordar cuál es el maldito número que me abrirá las puertas a un mundo de información!!!!!

lunes, 14 de abril de 2008

La parejita

Hay quien diría que tengo demasiada vida social. Eso te lleva a conocer a una diversidad de personas. Estas personas, cuando tienen nuestra edad ya tienen o han tenido pareja, y aquí es donde entra mi clasificación de hoy. Las parejas:

1. Las que comparten frikismo. Son esas parejas que nadie sabe por qué comparten un mismo modo de vestir, vivir y andar por la vida. Normalmente hay algo que les unió y han hecho de eso el centro de sus vidas, ya sea El Señor de los Anillos, los bailes tradicionales y folklore general, la poesía, el breakdance... Se les reconoce porque ambos llevan el anillo del Sr. de los Anillos, o alguna cosa similar.
2. Aquella en que uno de los dos manda. No digo que manden en casa, o cuando están a solas, sino que cuando están con gente uno es tímido y sumiso y el otro le echa broncas y le trata mal. Eso hace que los de alrededor nos preguntemos dos cosas. La primera es ¿por qué coño no hacen esto cuando yo no estoy delante? y la segunda es ¿por qué coño agunta a semejante gilipollas?. Se les distingue porque hay uno que nunca hablar, pero cuando dice algo...
3. Las de la nube eterna. Son parejas que desde el primer día estan atontolinaos perdidos, y pasa el tiempo, y todo el mundo espera que eso se asiente, y se calme, pero no. Siguen atontolinaos perdidos. El día que uno de los dos se caiga de la nube, se va a meter un hostión... Se les distingue porque les da igual quien haya delante, pueden estar tres minutos de reloj, sonriendo, mirándose a los ojos, sin decir nada, en mitad de un bar lleno de gente, humo y ruido.
4. Las que están hechos el uno para el otro. Son parejas que todo el mundo une a un "que monos!!!!" después de decir sus nombre, siempre unidos por una Y. Se les dintingue porque no son ninguno de los otros.
5. Las de "contigo al fin del mundo". No es que se amen tanto que uno seguiría al otro al fin del mundo, sino que, son parejas que no hacen nada por separado. Antes de salir a la calle, se aseguran que van cogidos de la mano de su pareja, y en el trabajo lo pasan fatal porque están sin él/ella. Se les dintingue porque si uno de los dos no está en ese momento, no paran de mirar el móbil para controlar la hora por un lado, y ver si les ha llegado un mensaje que no han oido donde la otra persona les propone quedar.
6. Los de la distancia. En este grupo hay variantes, pero básicamente el problema de la pareja es la distancia. Porque se conocieron a distancia, porque iniciaron la relación unos meses antes de que uno de los dos se fuera, o porque la oportunidad de trabajo de uno está lejos del otro. A estos se les conoce porque no tienen un puto duro, ya que se lo gastan todo en viajes de avión.
7. Y ahora ya tenemos una edad, en la que a esta pequeña clasificación se le añade un nuevo grupo que es de las parejas con hijos. Su tiempo ya no es suyo, no recuerdan lo que querían de la vida, no saben qué es dormir ocho horas seguidas, no se acuerdan si su pareja lleva bigote, o se ha teñido últimamente. Pero eso sí, controlan las edades de crecimiento, lo que le deben hacer al niño según el llanto, qué son los entuertos, etc. A estos se les reconoce por las ojeras y los nervios a prueba de llantos cercanos al nirvana budista.

En fin, que seguro que hay más clasificaciones, si a alguien se le ocurre alguna...

miércoles, 9 de abril de 2008

Los plastas

Resulta que ayer fue el cumpleaños de una vieja amiga. Y fuimos a tomar algo a un bar de esos donde nunca entrarías, a pesar de pasar mil veces por delante.
Es curioso, cuando juntas a gente de diversos grupos, toda la atención se centra en ti. Todo el mundo siente la necesidad de hablar de algo, aunque no tengan nada que decirse. Las chicas ríen en exceso las gracias de los chicos, los camareros miran al grupo con ojos golosones, y así va pasando el rato, hasta que alguien rompe el hielo y se va.
Y aquí es donde entra en juego el trabajo de "la/el plasta". Es esa persona que insiste e insiste para que te quedes, "vaaaaaaaaa, vengaaaaaaaaaaa, que es el cumple de......" y el que se quiere ir, sonrie, como agradecido por las atenciones, ladea la cabeza, y pone una excusa, "es que... (aquí cabe, "mañana tengo que currar", "he quedado"etc.)". "nooooooooooooo, vaaaaaaaaaaaaaaa, sólo un ratito más"
Mi análisis es:
1. ¿Por qué los/las plastas siempre quieren que la gente se quede?, da igual si luego hablarás con esa persona, o no, lo importante es que se quede, y punto.
2. ¿Por qué nadie les dice "me voy porque me sale de los cojones, y tú con tus "vaaaaaa" no lo vas a evitar"?
3. ¿¿¿No se sienten mal los plastas cuando si ellos se levantan para irse, la gente, sencillamente les da dos besos, y hasta luego???
4. ¿cómo es la vida del plasta en el trabajo?¿no deja que la gente le cuelgue el teléfono?¿no quiere que nadie se vaya a la hora de finalizar la jornada?
5. Seguro que Freud vería un trauma tal que cuando nuestro plasta era un niño, su padre se fue un día a comprar tabaco, nadie insistió para que no fuera, y aún lo están esperando.

jueves, 3 de abril de 2008

Love is in the air

Estoy comiendo en un bar encantador de la Barceloneta. El sol que cae sobre la plaza lo llena todo de una luz y un color propio de esta época. La terraza del bar está decorada con manteles floreados de múltiples colores.
Como sentada en la mesa más cercana a la puerta, un bocadillo de jamón serrano con brie, caliente y excesivamente apetitoso.
En el local suena aquel disco en que María Jiménez pone un ritmo muy bailable a las canciones inmejorables de Sabina.
De repente soy consciente que la escena no podría ser mejor, estoy comiendo mientras llega la hora de entrar en mi clase de aikido, recordando las conversaciones que tuve ayer. Le sonrío a la vida, porque ella también me guiña el ojo de vez en cuando, y absorta continúo pensando en que esto es la felicidad.