martes, 24 de marzo de 2009

la máquina de la verdad

Se dice que los borrachos y los niños siempre dicen la verdad. Por eso cuando alguno de los dos te insulta, te sientes más insultada todavía. Como si, por salir de su boca la palabra "gorda" lo estuvieras mucho más de lo que lo estás en realidad.
Pero en contraposición a eso, están las grandes mentirosas de la historia: las abuelas. Tienen esa capacidad natural para mentir, sin que nadie nunca les lleve la contraria.
Ves a la abuela, con su nieto, que pobrecito no es muy agraciado, pero la señora te dice "es tan guapo que todas las niñas del colegio van detrás suyo, ¿a que sí, Pablo?" y el niño, todo vergonzoso, sonríe. Y tú piensas "pues las niñas del colegio deben de ser todas miopes", pero no se lo vas a decir a la señora, así que dices "sí que es guapo, sí!".
La mía, que nunca diría que soy guapa, se inventaba otras historias casi igual de divertidas. Íbamos andando por la calle, y se encontraba a una amiga. Y como yo no podía hablar... la conversación iba más o menos así:
- Ay, Teresa, ¿que es tu nieta?
- Sí, mi nieta, la hija de mi Nuri.
- Ay, que guapa y grande está (esto de grande, cuando ya iba a la Uni, la gente no me lo decía porque era evidente que no era precisamente grande)
- Hombre, muy guapa no es, era mucho más guapa su madre- esta es la parte de sinceridad de mi abuela, que siempre tiene que recordarte lo poco que vales- pero es muy lista. Es la primera de la clase. (tengo que decir, que en séptimo de EGB era la primera de la clase, pero cuando ya estás en cuarto de carrera.... no era precisamente la primera, ni la segunda, ni la tercera... y así podría estar hasta números cuyo ordinal no sé decir).

Luego este exceso de alegría por lo lista que es su nieta, cuando no hay nadie delante, se desinfla como un globo pinchado. Y es entonces cuando te dice "uuuy, qué botas más feas llevas. Ahora venden unas aquí al lado, por doce euros, mucho más bonitas" Y las tuyas te han costado ochenta, osea que las de doce no pueden ser más bonitas, y te da una rabia.....
O aquel "esa camiseta que llevas, toda sucia, te hace más gorda" y tú sabes que la ropa no te hace gorda. Gorda estás o no estás, y la ropa lo disimula, o no. Y además, no está sucia, es así!

En fin, que el exceso de sinceridad que emana por un lado, luego tiene el contrapunto del exceso de insinceridad de ventanas hacia afuera.

viernes, 20 de marzo de 2009

Los vicios de cada uno

En la era de la comunicación hemos creado una nueva necesidad. La de estar comunicados todo el tiempo.
En mis ocho horas de jornada diaria, cuando llego miro el mail y facebook. Lo del mail es, lógicamente por si alguien me ha enviado uno. Lo del facebook es por si alguien me ha enviado un mensaje.
Pasan un par de horas, vuelvo a mirar ambas cosas. Ninguna novedad.
Ahora mismo llevo cuatro horas trabajando en esta preciosa mañana primaveral, y he mirado el correo un total de cuatro veces, y el facebook otras tantas.
Cuando lo he abierto esta mañana tenía un par de mails, he contestado. En el facebook ninguna novedad.
Cuatro horas después ningún mail nuevo, ninguna novedad en facebook. Pero aún así, ahora tenía la necesida de volver a mirar, de ver si alguien me ha escrito, si alguien se ha acordado de mí, si hay alguna novedad, si se quieren comunicar conmigo desde algún lugar del mundo.
Lo fuerte es que el fin de semana no lo miro, ni me interesa, ni me preocupa, ni nada por el estilo, pero estar delante del ordenador sin mirar el correo cada rato, es una auténtica tortura.
Me tengo que desenganchar YA!

miércoles, 18 de marzo de 2009

Head & Butter

En una ciudad tan grande, hay tendencias para todos los gustos. Las hay pijas, que en mi época consistía en llevar pendientes de perlas, el jersei por encima de los hombros, llevar bambas Superga, bolsos de marca, el pelo generalmente liso y con mechas rubias (pero esto no era imprescindible). Pero estoy hablando de mi época universitaria. Ahora ya no veo pijas, o si las veo, no me doy ni cuenta.
La tendencia hippie de hace una par de veranos consistía en ir de naranja y verde, los pantalones thai, ir al parque de la Ciudadela a tocar el djembe y la darbuka. Ahora se llevan los pantalones de tiro bajo de algodón, y pasar los domingos por la tarde en el parque de la Ciudadela tocando la guitarra española (que es algo "més nostrat")
La tendencia heavy la desconozco, pero seguro que existe algo que cambia con el tiempo. Por ejemplo, ahora los heavys ya no llevan ni chapas, ni chaleco, que son dos elementos que históricamente han llevado.
Y así podríamos seguir hasta el infinito, porque como digo, hay más tendencias que personas.
Pero luego existe la tendencia "creador de tendencias" que, en el caso de las chicas, consiste en ir vestida un poco de manera postnuclear. Ayer pude ver un individuo de esta especie vestida así: botas de pelo color blanco. Falda de color blanco y azul acabada en picos desiguales. Riñonera de cuero marrón con diversos bolsillos de varios tamaños. Camiseta blanca de tirantes. Pelo de estensiones blancas recogido en un moño a lo Amy Winehouse. Maquillaje negro en los ojos.
Y una lo ve y piensa "seguro que como ella no viste nadie" y luego piensas "normal, porque tiene que pasar calor en los pies o frío en el cuerpo" ¿cómo casan unas botas estilo inuit con una camiseta de tirantes de licra? Pues no casan, pero eso es lo que busca el creador de tendencias, aunque sea a costa de una pulmonía, o de una sobrecalentamiento de los pies.

jueves, 12 de marzo de 2009

Cuando suena el teléfono

En principio, cuando suena el teléfono, lo coge la secretaria y pasa las llamadas. Pero cuando ella no está en el despacho... el teléfono suena, y suena y suena, y todos nos hacemos lo locos, para ver quién es el guapo que lo coge.
Y en ese momento, da igual lo que estés haciendo, empiezas a aporrear el teclado, como si estuvieras en un momento de inspiración tal que no puede ser interrumpido por ninguna llamada, por muy importante que sea.
Esto se debe, básicamente a dos factores:
1. Que si la persona que llama pregunta por ti, ya no tienes escapatoria, nadie le puede decir que estás reunida en ese momento.
2. Que, si la llamada no es para ti, es posible que no esté la persona a quien llaman. Entonces es cuando te arrepientes de haberlo cogido. En alguna ocasión eres capaz de decir rápidamente "llame dentro de media hora, gracias" y colgar. Pero no nos engañemos, esto pasa en pocas ocasiones. Lo normal es que la persona, pensando que tú eres el genio de la lámpara, te cuenta cuál es su problema, te dice que necesita hablar urgentemente con la persona que no está, tú le repites que no está (te das cuenta de que su problema no es tan urgente) y le dices que llame más tarde, pero entonces te pregunta si tú no sabes lo que tiene que hacer. Y si aquí la cagas, ya estás perdido. Nunca puedes dar consejos por teléfono, porque tras una duda resuelta surgen 20 dudas más, y miras lo que estabas escribiendo en ese momento, y te das cuenta de que has perdido el hilo, intentas cortar la llamada, mintiendo como una bellaca y asegurando que en cuanto llegue quien sea que tiene que llegar, le llamará seguro. Y cuelgas victoriosa, pero enfadada por haber perdido más de veinte minutos en una llamada improductiva.

Pero hay algo que hace que todos nos afanemos en coger el teléfono, y es que cuando está sonando, piquen al timbre de la puerta. Por muy plasta que sea el del otro lado de la línea, atenderle no supone tener que levantar el culo de la silla y nunca sabes cuan plasta será el del otro lado de la puerta.

PD. Por suerte la secretaria no suele ausentarse!

viernes, 6 de marzo de 2009

Nada

Hay situaciones en las que la respuesta "nada" quiere decir muchas más cosas que eso.
La primera es cuando una amiga, un amigo, tu pareja, tu prima o alguien medianamente cercano va un momento al baño y vuelve con los ojos rojos. Ante tu pregunta de qué le pasa, te responde "nada" pero todos sabemos que la nada no hace llorar a nadie.
La otra es cuando le dices a tu pareja "me voy de fiesta con mis amigas aquellas a las que no veo desde hace diez años, pero que nos hemos encontrado en facebook y nos hemos acordado de lo buenísimas amigas que somos" y él te dice "ah!" y tú le dices, "qué pasa?" y claro... por supuesto... su respuesta es "nada". Ese "nada" se puede equiparar a la época en que vivías con tus padres, y les pedías permiso para salir hasta más tarde y te decían "haz lo que quieras" pero con ese tono amenazador que dejaba tu libertad bastante mutilada.
El tercer caso es cuando entregas algo a tu jefe, y empieza a poner caras de desaprobación mientras lo lee, y tú estás segura de que está perfecto, pero él toma anotaciones al margen y sigue con cara de "no te has enterado de nada" y al final, cedes a la presión, y le dices "qué pasa?" y él con aire de superioridad, y con tono de complacencia dice "nada". Pero tú sabes que le parece fatal, y que no te lo dice para que no le discutas, así que te giras muy digna y vuelves a tu silla para acordarte de toda su familia hasta tres generaciones atrás.
Tres chavales de menos de veinte, y si sus padres tienen suerte, de más de dieciocho, intentan abrir un coche ajeno. Mientras uno lo abre, otro vigila hacia un lado, y el tercero intenta ayudar. De repente aparece un polícia de paisano y pregunta "¿qué haceis?" y su respuesta, sin lugar a dudas será "nada".
Cuando respondes con un "nada" el abanico de posibilidades para interpretar tu respuesta se amplía hasta horizontes infinitos, así que para ser precavidos es mejor dar una respuesta corta y concreta que un "nada" tan interpretable.