jueves, 12 de noviembre de 2009

Tiempo de pensar

Uno de los problemas que surgen en las comunidades como la nuestra es el estrés, que se produce cuando tienes la sensación de no llegar a todo. No te da tiempo de hacer las cosas, y las haces de una manera rápida y automática.
Un maestro me dijo hace unos días que me tome tiempo para hacer cada una de las cosas que hago, para disfrutarlas y saborearlas en todas sus caras. Y no le di demasiada importancia a lo que decía, pero reflexionando posteriormente, me di cuenta de que no vale demasiado la pena ir al cine si dos minutos antes, y dos minutos después tendré que ir corriendo para llegar a alguna parte. Sobre todo, porque eso implicará que esté viendo la película pensando en que tengo que salir corriendo, y no la disfrutaré.
Para eso me sirve el tren. Cuando viajo en tren intento no llevar libros ni música. Sencillamente me siento al lado de una ventana y pienso. Pienso en la gente, en mis cosas, en mis inquietudes.
Y hoy, volviendo de Sabadell, pensando en mi gente, en mis cosas y en mis inquietudes, he tomado conciencia de la importancia que tiene una persona muy cercana a mi. Me he dado cuenta de lo esencial que es en mi vida que esté a mi lado, que me apoye, que me tienda la mano.
Y también me he dado cuenta de que tanto él como yo lo damos por supuesto. Damos por supuesto que me tienda la mano, que me guíe cuando me siento perdida, que aguante mis días de mal humor, que soporte mis salidas de tono.
Así, me he dado cuenta de que cuando alguien está a tu lado de una manera prácticamente incondicional, dejas de darle todo el valor que tiene. Te dejas. No eres consciente de lo que eso significa y lo importante que es.
Esta es mi lección del día: No permitas que las cosas importantes dejen de serlo porque se conviertan en cotidianas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

gran gran post!

cenamos el viernes?

Anónimo j. dijo...

¡¡Guau, Rus!! No sabía que soy tan importante para ti... ¡Muchas gracias!
j.

Rus dijo...

Anónimo, tengo planes para el viernes por la noche, y algo me dice que estás en ellos. Con este nombre tan poco identificativo... me cuesta saberlo.
J., claro que lo sabías, que te lo digo cada mañana al despertarnos!

zahoum dijo...

Pues sí gran post!

Bravo y ahora aplicarse el cuento!