martes, 2 de septiembre de 2008

Lecturas de verano

Pues mira, sí, se podría decir que he tenido un verano en que la lectura ha tenido un peso importante. Lo malo de esto es que una se vicia, y empieza a buscar cualquier momento del día para ponerse a leer.
Me niego a llevarme los libros en el bolso, porque entonces es la locura, soy capaz de sacarlo mientras espero a alguien en la calle, de pie, al lado de Canaletas, o donde sea que me pillen los cinco minutos de estar parada. Y la gente te mira como si no hubieran visto un libro en su vida.
Dado que mis vacaciones en el extranjero han sido un poco raritas, porque fui a ver a una amiga que trabajaba en el periodo que fui, hice turismo sola por Bélgica.
Bélgica es el país del tren, allá donde vayas, tienes que coger un tren -que son cómodos, con asientos para todos, y unos lavabos extraordinariamente limpios-.
Evidentemente, el tren es un lugar ideal para leer. Cuando una esta sola y va a tomar un café, o a comer a un bar, se resguarda tras el libro para no sentirse tan sola. Por las mañanas, tomando el café en casa, dedicaba mis diez minutos a la lectura. El vuelo de dos horas es ideal para meterte en una historia donde los accidentes de avión no existen. Llegué tres horas antes del vuelo al aeropuerto, primero porque pensaba que era a las 10 y era a las 10.40, y luego porque hubo más de una hora de retraso, ergo, me acabé el "libro de Manuel" sentada en una de aquellas sillas incómodas del aeropuerto. Qué lástima, todo el vuelo de vuelta sin tener nada que llevarme a los ojos!!!!!!!
Ahora he empezado una nueva novela "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo" y estoy tan viciada que por la noche no puedo ver la tele, mientras mi compañero de fatigas se deleita con lo que la caja tonta nos ofrece, ahí estoy yo, sentada en el sofá, en la página 225, ya sólo quedan 700 páginas más, y ... qué vendrá después??

1 comentario:

zahoum dijo...

Supongo que es una bonita manera de pasar el tiempo!