miércoles, 25 de junio de 2008

Esperar.

En esta vida, hay que saber esperar. Y claro, a esperar no se aprende.
En mi trabajo la espera es fundamental. Tú tienes un juicio a las 10 de la mañana, y a las 9:50 ya estás allí, si el cliente aún no está te pones nerviosa. Cuando son las 10 en punto y no está, le llamas y le echas la gran bronca "ya le dije que estuviera aquí 10 minutos antes, se supone que usted es el interesado, no yo". Y el pobre hombre, llega corriendo, sudado y nada más llegar se disculpa con mil excusas. Durante la siguiente hora y media es posible que esteis los dos sentados en un banco ante la puerta del juzgado viendo como van entrando los cinco juicios que teníais delante. Y claro, el cliente se cree que estás loca, porque había tiempo de sobras. En los juzgados sabes cuándo entras pero nunca cuando sales.
Luego está la larga espera en la puerta del médico. A veces no es tan larga, pero siempre es interesante, porque alguna de las señoras que allí espera te suelta alguna lindeza. O bien racista, o sexista, o xenófoba, o clasista. Y tú, que eres de lo más cordial, nunca entrarías a discutir una frase de la encundia de "es que desde que hay tantos moros, la seguridad social va fatal. Como todo se lo dan a ellos, y nada para los españoles...."
Esperar a la gente cuando hay una cena multitudinaria. Esto es de lo más estresante, porque siempre piensas que podrías haber llegado 20 minutos más tarde, y aún así no hubieras sido la última. Si hace tiempo que no ves a tus amigos, está bien, porque así puedes ir hablando con unos y otros. En la última cena multitudinaria a la que fui, se había quedado a las 21.30 y allí estaba yo, a las 21.30. Después de mi, la primera persona que llegó fue a las 21.45, con lo cual yo pensaba que me había equivocado de día, o de sitio. Y entre las 21.50 y las 21.55 llegaron las otras 10 personas. Yo me planteo, ¿estaban todos juntos en la esquina hablando, y fueron acercándose de uno en uno pa despistar?
Luego hay cosas que desesperan de esperar. Por ejemplo, la nota de los exámenes, el resultado de un predictor, la respuesta a un ¿quieres casarte conmigo?, que alguien conteste un mail o un sms o a una llamada, que llegue el primer día de vacaciones, que por fin se decida, que se acabe la hipoteca, que te llamen después de una entrevista de trabajo...
A alguien se le ocurre algo más?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tienes razón, nos pasamos la vida esperando. El truco está en aprovechar los tiempos entre las esperas...