jueves, 24 de abril de 2014

El tema

Mantener un blog, en ocasiones exige disciplina. Compruebas que hace días, semanas, meses que no escribes, y te planteas aquello de "buah, esto no puede volver a pasar, me tengo que poner más a menudo a ello". Y desde ese día, vas buscando temas que te puedan inspirar. Algunos inspiran más, otros son más para espirar (o, incluso, expirar).

La vida, cuando es monótona, no es aburrida pero no se te ocurre qué escribir sobre ella. Cuando quieres saber cómo le va a tu colega que está viviendo en Túnez desde hace meses, a la que emigró a Suiza hace ya años, o la que vive en Bélgica desde hace casi una vida, te planteas enviar un e-mail. Pero no puedes enviar un e-mail sólo con preguntas del tipo "¿qué tal todo? ¿cómo va el curro? ¿qué tal aquel chico que tenías ahí en el candelero?" porque en lugar de un correo parece un interrogatorio.

Así que te obligas a explicar un poco, como mínimo, qué tal va tu vida, y tu curro, y tus cosas monótonas pero que al fin y al cabo son las que constituyen tu vida. Y yo siempre empiezo los correos de la misma manera "por aquí todo bien, como siempre", que es mi forma de advertir al lector de que ese e-mail está prácticamente vacío de contenido. No pretende dar información, sino mantener la comunicación con alguien a quien no sueles ver delante de una copa de vino para hablar de lo humano y lo divino.

Estos días mi suelo se está moviendo, y tengo temas para el blog, para los e-mails, para dar e, incluso, para vender. Sin embargo, ahora que tengo temas en la mente en los que no paro de pensar, no paro de darle vueltas y vueltas, resulta que preferiría hablar en este post sobre Aguirre y los antitaurinos, y enviar e-mails vacíos de contenido. A ver si en poco tiempo, puedo volver a una feliz monotonía.

No hay comentarios: