lunes, 12 de julio de 2010

Entre fantasmas

Llegar a la ciudad pasadas las diez de la noche y, en lugar de encontrar el bullicio propio de la principal avenida, descubrir que sólo pocas almas viven ajenas al fútbol.

Pasar por delante de todos los bares del barrio y ser incapaz de ver cuál es el resultado provisional, porque el gran número de personas agolpadas en la puerta no te dejan ver ni un milímetro de pantalla.

Seguir andando en dirección al dulce hogar pasando todos los bares que están cerrados porque no tienen pantalla de televisión, y no vale la pena pagar al personal por una noche tan improductiva.

Descubrir que un bar con una pantalla gigante delante de una plaza, siempre se puede convertir en un lugar de encuentro para más de cien personas.

Encontrar embobado delante de una pantalla - donde se escucha la retransmisión que sólo el fútbol puede generar- al paquistaní que vende pastas típicas de su país. No cierra el local, porque debe de ir en contra de su visión de negocio, pero estoy segura de que si entras a pedir algo será incapaz de atenderte porque no se puede poner la atención en dos cosas a la vez.

Finalmente, llegar a casa agotado tras un viaje de más de seis horas y encender la televisión. Quitar el volumen, porque es insoportable escuchar lo que dicen. Volver a ponerlo, porque en silencio es mucho más aburrido. Finalmente, celebrar el gol como si en ello nos fuera la vida, gritar, sonreir, abrazarnos y prácticamente saltar de alegría.

Dejar la celebración para los demás y coger la cama odiando a todos aquellos que esta noche han descubierto que tienen un cláxon en el coche o en la moto, a todos los que no saben celebrar las alegrías sin molestar a los demás, a los que no saben festejar una victoria sin romper, quemar o pintar. Y entonces, a pesar de lo mucho que has celebrado el gol, y de saber lo mucho que se lo merece el equipo, pensar "ojalá hubieran perdido".

Aún así, fue de lo más interesante vivir la sensación de no saber cómo iba el partido, no saber quién ganaba o quién perdía, mientras todo el mundo a tu alrededor está atento únicamente a eso.

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