martes, 7 de julio de 2009

Descalzos más allá del parque

El verano te muestra escenas de lo más variadas en una ciudad donde viven personas de lo más variado.
Sin ir más lejos, esta mañana, paseando por la Gran Vía a la altura de Rambla de Catalunya, se podía ver a un hombre de unos cincuenta y tantos años con una mochila colgada del hombro izquierdo. Era fácil reparar en él, porque tiene la curiosa costumbre de pasear por la ciudad absolutamente desnudo.
Ha sido una de esas imágenes que no puedes borrar de tu mente durante un rato. Ecs, qué asco!!!!! Iba descalzo!
Desde aquí quiero hacer un llamamiento a naturistas, hippies, guiris y demás gente que considera un detalle sin importancia el llevar o no llevar zapatos por la ciudad. Pues no lo es.
Cada vez que veo a un feliz turista del norte de Europa paseando por la calle con los pies descalzos, lo primero que me viene a la mente es "¡qué asco!".
La calle es aquel lugar que pisa todo el mundo, donde escupen y pemiten que sus perros orinen y defequen felizmente, donde las palomas hacen sus necesidades, donde los gatos se comen cualquier tipo de animal muerto que encuentren, donde se te cae una lata de cerveza al suelo, y luego riegan con aguas freáticas, donde te dejas el hígado cuando has bebido en exceso, y en definitiva donde va a parar todo lo peor de cada uno de nosotros alguna vez en la vida. Es por eso que no nacen margaritas en el asfalto, porque se morirían del asco.
Así que, por favor, si quieren pasear desnudos por esta nuestra ciudad, adelante. Pero no salgan de casa sin un buen par de botas, zapatos, sandalias, zapatillas de andar por casa, pies de gato, bambas, mocasines, o cualquier otra cosa que se parezca a las anteriores.

2 comentarios:

Susie Q dijo...

que salgan, que salgan... pero no vivirán para contarlo...

Anónimo dijo...

Propongo llenar el suelo de cristales... Ah no, que no hace falta, ya lo llenan ellos cuando rompen botellas por la calle...
j.

P.D: Sí, se llama 'guirifobia', ¡y existe!