lunes, 8 de junio de 2009

La burla

El otro día esperaba en la estación de tren. En el andén de delante mío había un grupo de adolescentes dispuesto a ir a la playa. Ellos llevaban a modo de pantalón el bañador, y ellas dejaban asomar las tiras del bikini por encima del escote. Eran unos diez o doce. Si los tuvieramos que clasificar según su tribu urbana, "cholos" es el adjetivo que mejor les define.

En el andén donde yo esperaba había una chica vestida con bambas negras, calentadores negros por los pies, medias negras con una carrera enorme, minifalda tejana, camiseta holgada negra, una mochila, el pelo negro con dos mechones rubios, maquillada con la raya del ojo y la sombra negras. Debía de tener la misma edad que los personajillos del otro andén.

Éstos la miraron, empezaron a hacer comentarios entre ellos, y al final uno se lanzó a la piscina, y la insultó, o como mínimo la intentó insultar. Ella, fumando y con mirada desafiante, se quedó en su sitio, mirando fijamente a los ojos al valiente. Todos los cholos se rieron, ella los miró mal, y contoneando su trasero, se dedicó a pesear arriba y abajo por el andén, sin quitarles el ojo de encima.

Ya en el tren, había tres preadolescentes que se rieron mucho cuando llegamos a Clot- Aragó y vieron un grupo de preadolescentes de su edad vestidos de scouts.

Y llegué a la conclusión de que tendemos a compararnos con nuestros iguales. Los preadolescentes, no se hubieran reido de la chica del andén, porque no era su igual, y por tanto no se compararían jamás con ella.

3 comentarios:

Susie Q dijo...

la chicha de negro era Lisbeth Salander, a que sí????

Anónimo dijo...

(Entenderás este comentario cuando Susie te deje el libro...)
j.

P.D: Gran canción, por cierto.

Rus dijo...

Ah, vale, estaba a punto de buscarlo en google! Mejor me enteraré con el libro.