Cuando aún era adolescente conoció al que ahora es su marido, padre de sus hijos, ciudadano ejemplar.
Los años pasan, los embarazos se notan, el pelo empieza a clarear, y aunque siga siendo una mujer atractiva, ella es consciente de que no mueve las pasiones que movía.
La semana pasada, por cuestiones profesionales, tomó contacto con un hombre atractivo. Él la miraba con ojos lascivos, y ellas respondía con caídas de párpados y sonrisas sinuosas.
A ella le gustan estos juegos, los utiliza normalmente para relacionarse con los hombres, porque eso le permite seguir sintiéndose atractiva, le recuerda que es una mujer joven y sexy, no sólo porque se lo diga su marido.
El hombre atractivo con el que jugaba dio un paso adelante que hasta ahora nadie había dado, le propuso tener relaciones sexuales, de forma velada, pero se lo dijo. Y aquí llegó el final del juego, porque a estas cosas no se puede jugar sin tener un as en la manga, o sin asumir el riesgo del juego.
Ahora ella no sabe qué hacer. No sabe hasta qué punto puede forzar esta situción y salir airosa de ella, o hasta qué punto forzarla supondrá dar un paso del que puede arrepentirse mucho tiempo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
uy! alguna cosa que contar?
qué quieres que te cuente? antes de que lo preguntes, no, no es autobiográfico. Malpensada!!!!
Uffff
Los años pasan, los embarazos se notan, el pelo empieza a clarear...
Uffff
que no lo haga, o tendrá remordimientos toda su vida.
Publicar un comentario