jueves, 12 de marzo de 2009

Cuando suena el teléfono

En principio, cuando suena el teléfono, lo coge la secretaria y pasa las llamadas. Pero cuando ella no está en el despacho... el teléfono suena, y suena y suena, y todos nos hacemos lo locos, para ver quién es el guapo que lo coge.
Y en ese momento, da igual lo que estés haciendo, empiezas a aporrear el teclado, como si estuvieras en un momento de inspiración tal que no puede ser interrumpido por ninguna llamada, por muy importante que sea.
Esto se debe, básicamente a dos factores:
1. Que si la persona que llama pregunta por ti, ya no tienes escapatoria, nadie le puede decir que estás reunida en ese momento.
2. Que, si la llamada no es para ti, es posible que no esté la persona a quien llaman. Entonces es cuando te arrepientes de haberlo cogido. En alguna ocasión eres capaz de decir rápidamente "llame dentro de media hora, gracias" y colgar. Pero no nos engañemos, esto pasa en pocas ocasiones. Lo normal es que la persona, pensando que tú eres el genio de la lámpara, te cuenta cuál es su problema, te dice que necesita hablar urgentemente con la persona que no está, tú le repites que no está (te das cuenta de que su problema no es tan urgente) y le dices que llame más tarde, pero entonces te pregunta si tú no sabes lo que tiene que hacer. Y si aquí la cagas, ya estás perdido. Nunca puedes dar consejos por teléfono, porque tras una duda resuelta surgen 20 dudas más, y miras lo que estabas escribiendo en ese momento, y te das cuenta de que has perdido el hilo, intentas cortar la llamada, mintiendo como una bellaca y asegurando que en cuanto llegue quien sea que tiene que llegar, le llamará seguro. Y cuelgas victoriosa, pero enfadada por haber perdido más de veinte minutos en una llamada improductiva.

Pero hay algo que hace que todos nos afanemos en coger el teléfono, y es que cuando está sonando, piquen al timbre de la puerta. Por muy plasta que sea el del otro lado de la línea, atenderle no supone tener que levantar el culo de la silla y nunca sabes cuan plasta será el del otro lado de la puerta.

PD. Por suerte la secretaria no suele ausentarse!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

jajaja!
eso os pasa por ser abogados!
a mi me gusta que me llamen porque significa nuevas oportunidades!

Nadia dijo...

Gracias por este homenaje al trabajo duro de las secretarias...

Anónimo dijo...

la de la meva feina (que és una mica limitada) es fa la sorda per no agafar-lo i ser la resta els que l'hem d'agafar. Això quan està asseguda a la seva taula, perquè la majoria del temps està remenant el cul per l'empresa...